10 de Enero de 2017
Los amantes del arte suelen hablar del coleccionismo como si se refirieran a su primer amor. Ella Fontanals-Cisneros, nacida en Cuba, relata que ella se enamoró perdidamente del arte en los años ochenta, por la obra de la serie Vibration, de Jesús Rafael Soto, compuesta de páneles pintados con líneas paralelas en blanco y negro yuxtapuestas con madera y alambre.
“No podría decir qué sentía”, dijo en una entrevista reciente en su residencia. “Estaba de pie frente a la pintura y mi corazón latía con gran intensidad. Me sentí conectada a la energía de la pieza”.
La experiencia llevó a Fontanals-Cisneros a comenzar una investigación sobre la abstracción geométrica en América Latina, que figura de manera importante en su colección actual de 3300 obras, así como en la misión de la Cisneros Fontanals Art Foundation, que tiene más de quince años de existencia. De un muro en su habitación cuelgan las obras de aquellos a los que ha impulsado a lo largo de los años, incluyendo a la artista brasileña Lygia Clark, al rumano Sandu Darie y a la cubana Loló Soldevilla. Esta es la conversación que sostuvimos con ella.
Tiene una buena colección de obras abstractas. ¿Cuál es la conexión personal con ellas?
Varias de ellas formaron parte del Movimiento de los Diez Pintores Concretos de Cuba, activo desde finales de los cincuenta hasta principios de los sesenta. En los últimos tres años, he dedicado buena parte de mi tiempo al arte cubano porque pensé que había piezas de la historia que no estaban presentes en los museos. Conocí a los artistas y visité sus estudios. Por las noches, algunas veces abro estas dos puertas, retrocedo y me siento perpleja. Aunque ya los he visto muchas veces, siempre descubro algo nuevo.
Actualmente hay un gran interés en los artistas cubanos entre los coleccionistas estadounidenses…
Ahora hay que tener mucho cuidado porque hay mucha obra apócrifa que viene de Cuba. Es muy difícil hacer las investigaciones adecuadas cuando estás fuera de Cuba.
¿Qué piensa que significará la muerte de Fidel Castro para los artistas cubanos?
No creo que vaya a cambiar nada. Escuché a un amigo decir: “Para nosotros los cubanos en Cuba, Fidel estaba muerto desde hace mucho”. Ya había abandonado la escena política por completo. No formaba parte de la vida diaria de los cubanos.
¿Cuál es su artista favorito?
Conocí muy de cerca a Sandu Darie, un artista olvidado. Vino a Cuba a finales de los años treinta, cuando junto con Soldevilla formaron el grupo de los Diez Pintores Concretos. El movimiento duró muy poco porque en los años sesenta el gobierno cubano decidió acabar con la abstracción. Por eso lo rescaté; comencé a comprar muchas de sus obras y ayudé a que circulara en varias publicaciones. Ahora, ha atraído a todo el mundo. Sus composiciones geométricas perfectas con colores primarios son impresionantes.
Su interés parece ser redescubrir a artistas…
Me interesa confirmar talento nuevo o incluso redescubrir talentos que estaban en el olvido, como Carmen Herrera. Cuando me llamaron para ver su obra, ella estaba tratando de hacer arte concreto. Tenía 89 años. Nadie la conocía en 2002. Pensé: “¡Vaya, esta mujer tiene algo!”. Y organicé su primera exposición aquí en Miami. Doné una obra suya al Tate, que no querían aceptar porque no la conocían. Les dije: “Por favor, acéptenla, se van a arrepentir si no lo hacen”; lo hicieron y la pieza forma parte ahora de una exposición en el museoWhitney (Carmen Herrera: Lines of Sight, abierta hasta el 9 de enero. Nicholas Serota, el director del Tate, comentó en un correo electrónico que no recordaba que el museo hubiese dudado).
¿Cuál es su presupuesto anual para adquisiciones?
Compro todos los días. Siempre excedo el presupuesto.